PRAGMÁTICA DEL LENGUAJE
Todo hablante se comunica con su interlocutor gracias a que existe un sistema de signos que es común a ambos: el hablante codifica un mensaje y el receptor es capaz de descodificar ese mensaje. Hay un sistema de signos que es abstracto, convencional y común a todos los hablantes (eso es la lengua), y éstos hacen uso de ese sistema para construir sus mensajes.
Para realizar la interpretación efectiva de un enunciado cualquiera es imprescindible relacionarlo con su emisor, con su destinatarios, con la intención comunicativa, con el contexto lingüístico, con la situación en que se encuentran ambos interlocutores, con su conocimiento del mundo... Sólo así adquiere auténtico sentido. La disciplina que se encarga de estudiar todo esto es la pragmática, disciplina que se encarga de estudiar las condiciones que determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un hablante concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por parte del destinatario.
Nos encontramos que lo fundamental no es saber qué significan las palabras, sino entender qué es lo que el emisor quiere decir con ellas. Distinguimos así entre significado convencional de los elementos lingüísticos –aquel que está descrito en el código- y significado contextual que es el que adquieren esos elementos cuando son usados en un determinado acto comunicativo. Este significado no es constante ni fijo, sino que depende de las circunstancias en que se produce la comunicación1.
La interpretación de los enunciados.
La interpretación, entendida como operación que lleva a cabo el receptor para reconstruir el significado contextual de un mensaje, se basa en los siguientes principios y conceptos:
Inferencia y relevancia en la interpretación de los enunciados.
Además de descodificar los signos de los mensajes y establecer así su significado convencional, el receptor interpreta el significado contextual y realiza inferencias mediante la aplicación de principio de relevancia.
-Conjeturas: el hablante presenta un hecho como posible, sin comprometerse en su cumplimiento.
-Peticiones: el hablante intenta que su interlocutor haga algo. Pueden ser imperativas, cuando se da una orden, o interrogativas, cuando se pide una información.
-Compromisos: el hablante se compromete a hacer algo.
-Expresiones: el hablante muestra su actitud ante un determinado acontecimiento o situación. Pueden indicar aprobación, deseo, solidaridad, rechazo, lamentación...
Todo hablante se comunica con su interlocutor gracias a que existe un sistema de signos que es común a ambos: el hablante codifica un mensaje y el receptor es capaz de descodificar ese mensaje. Hay un sistema de signos que es abstracto, convencional y común a todos los hablantes (eso es la lengua), y éstos hacen uso de ese sistema para construir sus mensajes.
Para realizar la interpretación efectiva de un enunciado cualquiera es imprescindible relacionarlo con su emisor, con su destinatarios, con la intención comunicativa, con el contexto lingüístico, con la situación en que se encuentran ambos interlocutores, con su conocimiento del mundo... Sólo así adquiere auténtico sentido. La disciplina que se encarga de estudiar todo esto es la pragmática, disciplina que se encarga de estudiar las condiciones que determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un hablante concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por parte del destinatario.
Nos encontramos que lo fundamental no es saber qué significan las palabras, sino entender qué es lo que el emisor quiere decir con ellas. Distinguimos así entre significado convencional de los elementos lingüísticos –aquel que está descrito en el código- y significado contextual que es el que adquieren esos elementos cuando son usados en un determinado acto comunicativo. Este significado no es constante ni fijo, sino que depende de las circunstancias en que se produce la comunicación1.
La interpretación de los enunciados.
La interpretación, entendida como operación que lleva a cabo el receptor para reconstruir el significado contextual de un mensaje, se basa en los siguientes principios y conceptos:
- Situacionalidad. Se parte del hecho de que el hablante y el oyente comparten una misma situación comunicativa. Ambos tienen una serie de ideas sobre todos los elementos que forman parte de la situación. En pragmática esta ideas se denominan supuestos.
- Informatividad. Cuando nos comunicamos lo que pretendemos es transmitir una determinada idea o (supuesto) que, según suponemos, no conoce el interlocutor o no se ha percatado antes.
- Ostención e inferencia. El emisor muestra un hecho al receptor (ostensión) para que él mismo deduzca a partir de ese hecho una determinada idea (inferencia), que es la que el emisor trataba de transmitir2.
- Relevancia. Decimos que una información es relevante si está relacionada con el entorno, si conecta con los conocimientos del oyente y si los enriquece (bien porque aporta una idea nueva, bien porque confirma otra ya conocida, bien porque la corrige).
- Principio de cooperación. La comunicación es una actividad cooperativa.
Inferencia y relevancia en la interpretación de los enunciados.
Además de descodificar los signos de los mensajes y establecer así su significado convencional, el receptor interpreta el significado contextual y realiza inferencias mediante la aplicación de principio de relevancia.
- Desambiguación del significado. Por ejemplo, si un alumno me dice el 15 de Junio, en mitad de un examen: ¡Nos estamos asfixiando! Yo interpreto que está agobiado por el calor que hace, y no que se está muriendo por asfixia.
- La asignación de la referencia. Interpretar un enunciado implica también determinar a qué objetos, hechos o situaciones se refiere el emisor con sus palabras. Por ejemplo, si yo digo: Noelia, abre la ventana, por favor. Está claro que me estoy refiriendo a aquella Noelia que está sentada al lado de la ventana3.
- La información implícita. Es lo que conocemos como sobreentendidos. Por ejemplo, si yo os pregunto si queréis venir al cine y me contestáis: Mañana tenemos un examen. Esta contestación se interpretará correctamente como una negativa.
- La intención comunicativa: actos de habla indirectos. En todo enunciado el hablante tiene siempre una determinada intención, y lo que el receptor del mensaje ha de hacer para que la comunicación tenga efecto es descubrir cuál es la intención. Los actos de habla más importantes son:
-Conjeturas: el hablante presenta un hecho como posible, sin comprometerse en su cumplimiento.
-Peticiones: el hablante intenta que su interlocutor haga algo. Pueden ser imperativas, cuando se da una orden, o interrogativas, cuando se pide una información.
-Compromisos: el hablante se compromete a hacer algo.
-Expresiones: el hablante muestra su actitud ante un determinado acontecimiento o situación. Pueden indicar aprobación, deseo, solidaridad, rechazo, lamentación...